El fuego destruyó al menos 80 viviendas allí donde el huracán Sandy golpeó a la comunidad frente a la playa.
Así quedó intacta nuestra Señora, en un barrio de Nueva York, luego del paso del Huracán Sandy el año 2012.
Sigue la cita con que se presenta esta noticia piadosamente en los medios.
“Tras el fatal paso del huracán Sandy la comunidad de la zona de Breezy Point del barrio de Queens en Nueva York amaneció con un maravilloso portento ante sus propios ojos, La imagen de la Santísima Virgen que unos vecinos católicos conservaban en su jardín permaneció inamovible frente a la devastación de la mega tormenta, la cual desbarató todo a su paso más la Sagrada imagen permaneció perenne ante su amenaza.”
FUENTE: Wall Street Journal 31/10/2012
No podía entender cómo y por qué una muchacha joven con un futuro brillante ante ella decidía dejarlo todo y escoger vivir con personas disminuidas. Vivíamos en una pequeña comunidad dónde hay una Casa en la que las Hijas de la Caridad asisten a personas con minusvalías en el contorno. Yo estaba fascinada por el trabajo heroico y la vida sencilla de estas Hermanas y el impulso de servir con amor y caridad era demasiado fuerte para resistir.
Mi vocación como Hija de la Caridad es: proporcionar alivio, dignidad, auto estima, alegría y amor a los pobres, sobre todo los más pobres de los pobres. Mi servicio a personas con minusvalías empezó en 1997 cuando fui enviada en misión a la Comunidad Madonna Okpanam, en el estado Delta, al Sur de Nigeria, para trabajar con el Equipo Base de Rehabilitación de la Comunidad.
El Equipo Base de Rehabilitación de la Comunidad (CBR) apoya la participación e inclusión de personas con minusvalías en la vida de sus comunidades. Comprende el trabajo con los individuos y sus familias para superar las barreras a través de un acercamiento holístico a la persona y su ambiente. Yo me zambullí en el servicio con gran dedicación y amor.
CBR cubre una inmensa área geográfica desde la capital del territorio Estatal hasta los pueblos remotos y los asentamientos de alrededor. Tenemos más de treinta comunidades con una red de carreteras muy difícil, ya sea en la estación lluviosa o seca. Peor todavía es la seguridad.
El primer paso es asegurarse el apoyo del jefe local. Eso nos va a ayudar sobremanera en nuestros servicios. Normalmente nos movemos de casa en casa, mientras buscamos a personas con minusvalía. A muchas familias no les gusta descubrirlos debido al estigma social. Normalmente los esconden y niegan que en su casa haya personas con minusvalías, pero después de explicaciones se les convence y vienen. La mayoría de los padres ofrece su pleno apoyo, porque no podemos hacer nada sin el consentimiento de las familias.
Nuestra intervención y actuación es en cuatro áreas: (1) educación (2) adquisición de habilidades y entrenamiento profesional (3) fortalecimiento y (4) la salud.
MIS DESAFÍOS:
A veces nos podemos desanimar por las actitud negativa de algunas personas con minusvalía, o sus padres, deseando dejarlos y después seguir adelante con aquéllos que aprecian la ayuda recibida. Pero entonces recuerdo las palabras de San Vicente: “si vais diez veces a servir a los pobres, diez veces encontrareis a Dios en ellos”. Para mí ésta es una llamada a servir a Cristo en ellos. Así que me consuelo y sigo caminando con la ayuda de quien me fortalece.
También experimenté gran impotencia cuando descubrí que en algunas situaciones no se puede hacer nada para ayudar. En esas circunstancias recurro a Dios que es la fuente de toda curación para que Él realice su milagro una vez más en sus vidas, especialmente en los que tienen epilepsia crónica.
El hecho de que la mayoría de las personas que llamamos minusválidos tienen también muchas habilidades me mantiene en pie. Tienen un gran deseo de no despertar lástima y dependencia, por lo que se esfuerzan por mostrarse como cualquier persona normal. Da gran alegría y felicidad ver las maravillas que el Señor ha realizado en las vidas de Sus hijos.
CONCLUSIÓN:
A pesar de los desafíos que he encontrado en este apostolado, la alegría de servir al Señor en los pobres y en las personas con minusvalías pesa más que los desafíos. He descubierto que ese Cristo se encuentra de dos maneras en nuestro apostolado. Por un lado, encontramos a Cristo en las personas con minusvalías y, por otro, las personas con minusvalías experimentan el amor de Cristo de una manera más profunda. En las dos dimensiones de encontrar a Jesucristo, una nueva Comunidad surge a la vida y todos experimentamos la plenitud de la vida en Cristo Jesús nuestro redentor.
Sor Toyin Amoko H.C.
En el año 2008 tuve la posibilidad de visitar a las mujeres (1.000) en una gran prisión de Estambul con un representante del Consulado. Me impresionó. El tiempo de visitas pasó muy rápidamente pero nunca olvidaré una sola cara. ¡Qué rostros tan bonitos, pero tan tristes¡
Al mismo tiempo tuve el derecho de ponerme en contacto con las familias de los detenidos por correspondencia y por supuesto con la oración, para las que esperaban su liberación. Pasaron los meses. El consulado me aseguró que si una prisionera pedía verme yo podría visitarla con alguien del Consulado. A la vez un sacerdote de una parroquia de Estambul recibió una petición de la prisión de mujeres: animar un encuentro en la sección para “Mujeres Extranjeras” (cristianas) durante el tiempo de Navidad.
La propuesta me concernía como mujer consagrada, porque era para mujeres. La respuesta fue positiva y pronto un equipo de 2 sacerdotes, 1 hermana y 1 seglar hicimos la primera visita y animamos unas dos horas de reunión con 120 mujeres!!! Se les ofreció la Biblia en varios idiomas y pulseras… fue un tiempo de lágrimas de alegría, de esperanza y debendición. El Director de la sección de “Mujeres Extranjeras” nos agradeció la visita y acabó diciendo, “Estas mujeres tienen un gran vacío espiritual y todo lo que se pueda hacer por llenarlo es muy importante”.
El proyecto del próximo encuentro tuvo lugar en Pascua. Yo esperé con “ferviente esperanza” y, por fin, recibí la propuesta de participar en la próxima visita a la prisión que tuvo lugar el jueves Santo. ¡Bendito sea Dios!!!
Y he aquí, que así es cómo empezamos, poco a poco, sólo 2 horas en cada reunión, con 200 mujeres de todas las naciones en un gran gimnasio (salón de deportes). Los rostros de las mujeres estaban fijos en los nuestros, un poco avergonzados de ver tanto sufrimiento. Yo me hacía estas preguntas: ¿Podré yo hacer esto? ¿Qué decir? ¿Qué hacer? ¿Cómo escuchar? El Padre dio una catequesis en inglés.
De repente, una mujer me preguntó en un idioma que yo sabía, “¿El Padre va a confesar?” “Sí, seguro que sí”. A decir verdad, yo no lo sabía realmente. “Pero ¿cómo? ” dijo ella, “yo sólo sé mi idioma”. Yo le respondí, “es su corazón el que va a hablar con Dios, el sacerdote es sólo su instrumento. Tenga confianza en el Señor”.
Sus ojos se iluminaron como las estrellas y entusiasmaron a las demás. Rápidamente, se formó una larga fila para recibir la Misericordia de Dios. Discretamente, yo animé a un sacerdote a que empezara a oír las confesiones. El rosario iba desgranándose poco a poco en el silencio y sus rostros cambiaron con lágrimas de alegría y gratitud. Los policías que estaban de guardia descubrieron ese cambio e hicieron fotos. Cada vez que nos oían cantar, había más policías. ¡Las dos horas pasaron rápidamente!
Los 2 sacerdotes, las 2 hermanas y 1 una joven seglar fueron amablemente invitados por la dirección de la prisión y nosotros intentamos convencerles de que era necesario tener un encuentro al menos una vez al mes.
Fuente: http://filles-de-la-charite.org
El nombre Alba fue elegido por su significado, Comienzo de un nuevo día.
Frecuentemente, se piensa en el tráfico sexual como algo que pasa en el extranjero, a jóvenes menores que son vendidas como esclavas para la prostitución. Los medios de comunicación americanos retratan a menudo a las jóvenes con tacones altos y escasos vestidos, de pie en las esquinas de las calles, como personas que quieren prostituirse. Este retrato está lejos de la verdad. La mayoría de las jóvenes y mujeres están controladas violentamente por los proxenetas y traficantes del sexo que les dan poca opción. Muchas entran en la prostitución a la edad de 12 a 14 años e incluso antes. El tráfico del sexo en Estados Unidos es una realidad, como lo es en Tailandia, Italia o en cualquier otra parte.
El tráfico es un problema mundial. Las Naciones Unidas estiman que hoy 2,4 millones de personas son víctimas del tráfico. El ochenta por ciento son vendidas para la explotación sexual, el 17% para un trabajo forzoso. Dos de cada tres víctimas son mujeres. Sólo una de cada 100 víctimas de tráfico es rescatada. La causa raíz del trafico es la pobreza, la violencia de género, la guerra y los conflictos políticos. Es la industria de delincuencia que crece con mayor rapidez en el mundo.
El centro Alba intenta ofrecer un lugar seguro para mitigar el sufrimiento que el tráfico del sexo ha causado en las vidas de jóvenes y mujeres. La efectividad del centro Alba es evidente por la compasión y profundos lazos de afecto que forman las mujeres, incluso cuando no comparten el idioma, cultura o etnia.
El programa residencial trabaja para traer un “Comienzo de un nuevo día” a estas mujeres a través de terapia, ambiente que le apoya y se les ofrece una formación y preparación para el trabajo. Se les ayuda a comprender el ciclo que les llevó a la explotación sexual. Con esta ayuda, se les capacita para poder salir de la pobreza y de la explotación que han experimentado.
Mi experiencia como enfermera en varios países en conflicto y mi formación como acompañante espiritual, me ha ayudado a comprender el trauma de los esclavos modernos. Vienen a nosotras para empezar un proceso de recuperación, después de una experiencia traumática física y un sufrimiento emocional y psicológico asociado con la pérdida total del control de su vida.
En esta obra, a la que me ha enviado la Compañía, me siento feliz de poder estar al servicio de mujeres privadas de los derechos humanos y libertades y de verse reducidas a un artículo que se compra y se vende.
En este servicio hay grandes desafíos. Sin embargo, yo saco fuerzas de nuestras Constituciones. C. 24, Estatuto 8c, “Se pronuncian abiertamente por el respeto y la defensa de la vida humana en todas sus fases… Denuncian las situaciones que explotan y que excluyen a las personas” C.24e “Se comprometen a trabajar en el plano social para cambiar las estructuras injustas que engendran la pobreza“. ¡Verdaderamente la Caridad de Jesucristo Crucificado nos urge, al servicio y a la defensa de estas mujeres!
Oración:
Jesús, ayúdame a ver cómo Tu ves.
Cuando mire a sus ojos, que vea su sufrimiento y su agonía.
Ayúdame a bajarlas de sus cruces
y a darles tu amor que les alimente y devuelva su dignidad.
Ayúdame a recorrer con ellas el largo camino de la recuperación.
Que comiencen a creer en sí mismas y en tu amor.
Ayúdalas a desarrollar el valor y la fe necesarios
para empezar una nueva vida de confianza y de libertad.
Esto, nosotros lo sabemos, puede pasar en tu presencia,
por tu tiempo y con tu gracia. Amén.
En este último retiro he vivido una experiencia más profunda,
he escuchado el llamado de Dios.
Es algo maravilloso, y tengo que darle mi respuesta;
una respuesta sincera. Y este retiro me ha ayudado a darla de manera positiva.
Dios me llama a ser evangelizador de los pobres. Durante mi etapa de discernimiento,
en el campamento ya había escuchado la voz de Dios,
lo que Dios quería para mí y para los pobres,
en este retiro he reafirmado nuevamente ese llamado,
he comprendido que no hay obstáculo para decirle Sí, a Dios.
En el pueblo de Pisiga se estaba viviendo una plaga de ratones que estaban destruyendo las pobres siembras del pueblo. Antes esto la comunidad del pueblo llamó a las Hijas de la Caridad, para que junto al sacerdote franciscano Pablo Dierck realizaran una oración para terminar con esta plaga.
Llegado el día, se preparó una hermosa rogativa. Para tal efecto el Padre pidió a las hermanas que a uno de los ratones del pueblo lo encerrasen en una pequeña jaula. Este sería el signo central de la liturgia… que ratón más esquivo y que hermanas más temerosas, pero al final lograron capturar a un enorme ratón y tenerlo como centro de la liturgia.
El Padre Paulo, al final de la misa dominical, llamó a la comunidad a las puertas del templo para rezar por el término de la plaga.
Hermanos ratones, ustedes conocen a este pueblo, empezó diciendo el sacerdote, y saben que necesitamos de las pequeñas siembras para que podamos vivir durante el año de ellas. Pero estamos en problemas, ustedes se han venido a este pueblo en forma masiva y no podemos seguir viviendo de esta manera, por eso les pedimos que sean generosos con nosotros y se puedan ir a vivir al desierto, en otras comunidades de ratones amigos.
Luego les pidió a las hermanas que soltaran al ratón enjaulado, que tenía cara de no entender lo que ocurría. Al momento de abrirla nuevamente el Padre Paulo le dijo: Hermano Ratón, sal de nuestro pueblo y busca una nueva vida lejos de nosotros… al instante el ratón tomó tranco seguro y se dirigió al pleno desierto altiplánico.
Hasta aquí, no hay nada extraordinario ¿no les parece? Lo bueno viene ahora: al instante que sale el ratón, fueron muchos más que salieron de las casas y se fueron juntos al desierto, dejando un poco más aliviado al pueblo.
Fuente: Recopilación de Winston H. Elphick D., escuchando a la comunidad de Hijas de la caridad de Iquique. Octubre 2013.
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